Alrededor
de las 10 de la mañana tras desayunar con total tranquilidad, me he sentado o más
bien retrepado en el sofá del salón, grande y mullido, y he conectado esa tele
enorme que me permite ver sin gafas de lejos, de uno y medio ya…
Con
el mando en la mano derecha conecto la 1, la 2, la 3, etc no encuentro nada que
me interese lo suficiente… “vamos a ver…, me digo, … no se trata de interés, se
trata de saber de qué hablan, en qué se interesan todos los que, casi por
obligación, se tragan horas y horas de televisión… de acuerdo, vuelvo a
decirme” Y de nuevo comienzo a pasar canal tras canal.