Vuelvo a casa con las llaves en la mano y, de forma totalmente automática, abro el buzón convencida de que dentro no habrá absolutamente nada, si acaso la factura de la luz que ya casi es lo único que llega cada mes, y entonces sucede ese casi milagro ¡una carta! Pero una de verdad con remite y todo….
Leo el remite, la letra ya casi ni la
reconozco, el nombre provoca en el corazón, en mi corazón, una cascada de
recuerdos, y casi con miedo solo deseo que sean buenas noticias…. en plan
prousiano solo deseo recuperar el tiempo perdido, ese que no utilicé….
Y sí, se trata de reunir antiguas alumnas de
aquél Colegio que ya no existe, pero que infundió en nosotras mucho de lo que
somos hoy…. allí donde comenzamos a leer a Tirso de Molina, a Calderón, a Pio
Baroja…. Sí, aunque parezca ahora raro que de forma tan temprana nos
acercáramos a nuestra literatura, nuestra como entonces decíamos…. y un cierto
orgullo me embarga, y agradezco que me hayan localizado nostalgia? Pues no sé,
pero como quisiera que amaramos España como entonces.