Y
este desprecio al otro se hace aún más evidente en el trato a los mayores.
Trato que la mayoría de las veces consiste en la indiferencia; es indiferente
lo que piensen o lo que opinen acerca de cualquier cosa, son individuos que no
producen, que subsisten gracias al esfuerzo laboral de los más jóvenes (¿?),
individuos que, en resumen, son invisibles, no cuentan para depende qué cosas.
Así
es frecuente comentar tras una manifestación o la celebración de un evento, sea
religioso, o político o de lo que sea
“había muchos jóvenes”: significa que había sido un éxito;………….. “estaba
lleno de ancianos”: sinónimo de fracaso de convocatoria…………
Pero,
yo me pregunto, ¿saben, sabemos el significado de todas esas arrugas que,
aparentemente les afean y que surcan sus rostros, ¿sabemos que cada uno de esos
surcos tienen detrás una historia? A veces de dolor, otras de alegrías y
sonrisas, otras resultado de apretar los dientes y tirar hacia delante como
sea; y esos andares renqueantes y lentos que traducen dolor, pero que a pesar
de ello continúan caminando, caminando las más de las veces para llegar a
tiempo y ayudar.
Y
les dejamos hablar? Dar su opinión?....... Opinión basada en el duro
aprendizaje de la vida, de su experiencia, de su larga trayectoria vital, de
sus propias vivencias, de toda esa sabiduría acumulada tras años de lucha. ¿Por
qué provocan sonrisas condescendientes sus palabras, sus historias, y a veces
indiferencia y hasta desprecio? ¿Son, somos conscientes de que llegaremos a
estar en la misma situación? Y vuelvo a pensar en ellos porque es Navidad,
tiempo de familia, tiempo de amor.
Nadie
en su sano juicio y medianamente formado, aparentemente, apoyaría la
discriminación por razón de color de piel, religión, sexo…… pero oye esto de
los ancianos es que está súper-asumido…….
Sin olvidar que, en tiempo de crisis, son los ancianos de las familias los que aportan y ayudan más. ¡Son tan generosos!. ¡Vamos a cuidarles, se lo merecen!
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