lunes, 11 de agosto de 2014

La ecuación de la felicidad

Un neurocientífico británico, llamado Rutledge, tras investigar en dieciochomil (lo menos…) voluntarios ha conseguido alcanzar la ecuación de la felicidad.

Como yo “soy de letras” esto de las ecuaciones ciertamente siempre me ha resultado difícil de entender, mas en este caso lo he entendido rápidamente utilizando un caso práctico: es cuestión de conjugar expectativas y resultados, con información previa, y a ver qué tan feliz me he sentido.

Como estamos en la playa, este año un poco más lejos que otros años, hay que cargar con las toallas, manguitos, cubos, palas, el cochecito del pequeño y la sombrilla naturalmente, tras un recorrido de 7 minutos exactamente (primer objetivo cumplido) llegamos al lugar justo donde nos interesa “instalar el campamento”.

Llegamos prontito antes de las 10 de la mañana (segundo objetivo) y así conseguimos ese punto preciso en la arena, primera línea frente al mar y con la playa vacía (que lujazo!); uno de los niños se encarga de marcar el territorio creando una auténtica fortaleza con foso y todo, pedimos una tumbona al chiringuito, que también está cerca por supuesto, y comenzamos la jornada playera cada uno a lo suyo: baños, castillos, buscar conchas, buscar peces, medusas y por supuesto paseos por la orilla del mar, y además conseguir con el factor 50 que nadie se queme los hombros que es lo peor…(tercer objetivo)

Los veraneantes van llegando y hasta tres filas de toallas y tumbonas llegan a formarse. Creo que nos miran con cierto reparo, si bien como ya nos conocen, saben que nos iremos pronto y se llenan de paciencia aunque sin dejar de observarnos de vez en vez……… (es evidente que ellos no han conseguido su objetivo…)

A las 13 horas recogemos bártulos y nos vamos al chiringuito a “tomar algo” y tras mirar la sonrisa de todos puedo comprobar que la ecuación (sin necesidad de RM) ha salido positiva!!! (o eso creo…………)


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