Posiblemente
lo habremos dicho alguna vez (oído mil veces) frases como: esto antes no
pasaba, todo estaba más claro, todo antes era más fácil y además podíamos decir
cualquier cosa que se nos ocurriera sin miedo a eso que se llama “lo
políticamente correcto”, traducido en román paladino (en el cual suele el
pueblo fablar a su vecino…. que decía Gonzalo de Berceo) al pan pan y al vino
vino.
Pues
no, ahora no, ahora cada palabra bien medida y cada opinión matizada con un
“todo es respetable”¿? o “todo es relativo”. Frases que francamente te
revuelven hasta el corazón y cortan las ideas sin hermenéutica alguna (total
para qué?) pero con grandes dosis de cobardía e ignorancia. Todos y todo se
disfrazan de no sé qué……. que se te quitan las ganas de opinar vamos.
Y
¿qué es todo esto sino un freno a la libertad de opinión?, digo yo.
Es
lo que tienen las altas cotas de “libertad” que decimos que tenemos, pero ¿cómo
puedo yo ser libre si no puedo decir lo que pienso y tal y como lo pienso?.
¡Pues
no!, todo no es respetable. Vale que lo absoluto es complicado de definir, es
más deja de serlo desde el momento en que, para cada cual, está en algo
diferente. Pero es evidente que todo no es respetable, ni todas las opiniones
lo son…… pero no por eso pueden dejar de emitirse no?.
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