Hay
un pueblo en Segovia que se llama Zamarramala donde, el día de Santa Águeda
-mártir cristiana-, se celebran unas fiestas que se remontan a la Edad Media,
cuando se nombraba a una mujer para hacer de Alcaldesa por unos días.
Las
fiestas, cuyo principal atractivo es que es un día en el que “mandan las
mujeres”, concluyen con la quema en la plaza pública de un “pelele” que
representa al hombre (así, en general).
Como
en toda fiesta que se precie se reparten premios, en este caso lo llaman
“matahombres”…..
Así
que, digo yo, esto del 8 de marzo y su cambiante nombre (en principio era de la
mujer trabajadora y se reivindicaba, por tanto, la igualdad en el trabajo) no
tiene nada de novedoso….. Vamos que lo mejor sería que los de Zamarramala
exigieran su día para hacerlo internacional.
Ah,
por cierto, el premio “matahombres”, es un alfiler que se usaba en los bailes
para que las mujeres pincharan a las parejas si estas se acercaban más de la
cuenta.
(Como
vemos: todo está inventado hasta el feminismo radical)
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