Prometieron
que no se politizaría, y ellos así lo hicieron. Fue una manifestación, la del
31 de marzo, de signo triste pero de desarrollo festivo.
De
signo triste porque, a decir verdad, es lamentable que ese porcentaje enorme de
suelo español esté tan desprotegido, tan abandonado, tan vaciado…. De
desarrollo festivo, porque había alegría y esperanza, envuelto en banderas de
España y de las regiones afectadas.


Sus
reivindicaciones son tan obvias como que se pueden resumir en: Comunicación,
Servicios e Inversiones. Cobertura para sus móviles, tabletas, ordenadores…..
Autobuses diarios para llegar a las capitales… Tren…. AVE… Asistencia médica…
maestros, escuelas… sacerdotes en sus Iglesias, Inversiones, respeto por la
agricultura y la ganadería (como decía una pancarta: los huevos los ponen las
gallinas y la leche sale de las vacas….).
Aunque,
como era de esperar, por allí al final, muy al final, aparecieron algunos
políticos a ver que podían sacar… Probablemente no imaginaron que habría tanta
asistencia (entre 50.000 y 100.000 según quien hable).
Y
también, al final, como un rayo de esperanza, apareció la lluvia.
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