jueves, 9 de julio de 2020

Estampa urbana: Un hombre, su mascarilla y su soledad

Ehhh Don Anastasio!” Grita el portero de un portal cercano, - “qué se olvidó la mascarilla!!!”-

Don Anastasio retrocede y recoge su mascarilla, y mientras piensa que cada día está más despistado, que ahora tendrá que escribir en la lista esa que tiene junto a la puerta una cosa más………….

Don Anastasio tiene ese nombre no por nada ni por nadie, nació el día que se festeja ese santo y así le llamaron, pertenece a esa generación (nació hace ochenta y dos años ya) en que el nombre era elegido así, por el día en que llegabas al mundo.

Don Anastasio vive solo, no necesita ya a nadie… dice. Camina cada día al menos tres horas, con ese caminar indiferente de los que no desean pensar ni recordar ya nada, y de vez en vez se sienta en algún banco, de los que ya le cuesta cierto esfuerzo incorporarse.

Y cada día recuerda a quien fue su mujer que murió hace ya demasiado tiempo, está solo sí, pero no le importa, su soledad es suya y nada ni nadie podría quitársela.

Al regresar a su casa mantiene una escasa conversación con el portero, intercalando grandes espacios de silencio, como quien no quiere ya nada.



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