Como es febrero ya se hizo de noche, son apenas la ocho de la tarde.
Ella regresa con sus pasos tambaleantes, en su
mano izquierda una bolsa de plástico que contiene lo que hoy ha comprado para
comer, bien agarrada junto al pequeño bolso, la mano derecha apoyada sobre un
bastón que hace ya tiempo que se convirtió en su inseparable compañero.
El abrigo de hace ya muchos años, le queda
amplio, más ella prefiere que así sea, por aquello de “taparla” más (dice).
La imagen adopta una cierta majestuosidad,
rodeada de las luces nocturnas, todos andan rápido para volver a casa, ella
quizás, aunque pudiera caminar rápido, prefiere hacerlo lentamente, total…. no
tiene prisa, nadie en casa espera ya…
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