Consuelito era una amiga de mi madre. Vestida de negro siempre y con aquel moñito pequeño, colocado tras una interminable raya blanca… nos provocaba todo el respeto (¿miedo?) del mundo. Su casa era un auténtico museo… o, al menos, eso nos parecía a nosotros. Por allí había una vitrina de madera oscura…. casi negra, repleta de personajes diversos…. y arriba del todo: una figura de un Santo, ¡San Antonio!
Nos gustaba mucho que nuestra madre nos llevara
a casa de Consuelito, aunque, a decir verdad, pasábamos algo de miedo. No por
Consuelito, que siempre nos daba unos bollitos buenísimos para merendar… o eso
le decía siempre mi madre…, sino por aquella frase que repetía cada vez que
terminaba de contar… o de escuchar (ella hablaba poco) que decía de una manera intensa
y emocionada…. nos parecía a nosotros…: ¡AY SEÑOR CUÁNDO NOS LLEVARÁS!…
Pues eso… cuando el otro día escuchaba a alguno
de los Personajes-Ministros de los que “disfrutamos” actualmente, se me escapó
eso de ¡AY SEÑOR, CUÁNDO NOS LLEVARÁS!, pues cierto es que esto (este periodo)
está siendo, además de negro, interminable.
Consuelito se había quedado viuda hacía tiempo,
su marido murió atropellado por un tranvía. Lo que a nosotros nos daba mucha
pena, pues ella lo contaba sin parar y lo subrayaba con eso de “lo peor es para
el que se queda”.
Y, en efecto, lo peor es para los que estamos
aquí, o sea los que nos toca sufrir semejante panorama.
No hay comentarios:
Publicar un comentario