martes, 7 de abril de 2015

Patrimonio de la humanidad, patrimonio universal

Hace años, en el Museo Británico londinense, alguien delante de restos arqueológicos importantísimos decía: “menos mal que nos lo trajimos aquí…. si no esto se hubiera perdido”.

Con toda la carga de cierto cinismo que pueda contener la anécdota, es absolutamente cierto que, a lo largo de la historia, hemos contemplado la destrucción de esculturas, estatuas antiguas, colecciones completas de valor incalculable, tan incalculable como irrepetibles.

Sin ir más lejos, estos días asistimos estupefactos a los vídeos que el autodenominado Estado Islámico anda publicando con la destrucción de restos arqueológicos de la provincia de Nínive con justificaciones tales como que son figuras adoradas en lugar de Alá.

Desgraciadamente esto no es nuevo. El otro día se presentaba en España (va a estar unos días en el Museo del Prado, en Madrid) la restauración del San Juan Bautista Niño de la iglesia del Salvador, en Úbeda, la única escultura (la única) de Miguel Ángel en España. Ha sido reconstruida por el Centro de Restauración de Florencia y gracias al duque de Segorbe.

Pues bien, a propósito de esta estupenda noticia – la de la restauración- es preciso recordar (sobre todo a todos los que se echan la mano a la cabeza con lo de los islámicos) que los que destruyeron y machacaron la preciosa escultura de Miguel Ángel fueron a los que entonces llamaban “rojos” (vamos el frente popular de izquierdas de 1936) y lo hicieron a conciencia. Como destruyeron iglesias y conventos; como destruyeron cementerios; como destruyeron obras de arte de todas esas iglesias y, en fin, como asesinaron a curas y monjas, a católicos o a votantes de la derecha

Y el que se quiera informar que lo haga. Es conveniente revisar la historia de vez en cuando y sentir un poco de vergüenza…. al menos.
 
El “San Juanito” de Miguel Ángel… restaurado

No hay comentarios:

Publicar un comentario