El
otro día, con ocasión de la inauguración de la estatua de cera del
recientemente elegido presidente USA, Donald Trump, una mujer desnuda de
cintura para arriba, como es habitual entre las integrantes de las llamadas
“femen”, se abalanzó sobre la figura del americano de cera y, al grito de “coge
al patriarcado por las pelotas” realizó un par de piruetas…… lo que le dio
tiempo antes de que la expulsaran….
Me
imagino que, esta panda que se creen la “creme de la creme” de la cosa
feminista, se quedaría tan a gusto con su vida pensando que habían hecho algo
“glorioso”. Repercusión sí tuvo, claro, salió en todos los telediarios.
La
cuestión es que esas absurdas feministas, como otros muchos “colectivos” de tal
denominación, se esconden cuando de verdad deberían estar en primera línea,
apareciendo, sin embargo, en cuestiones tan ridículas como los performances que
acostumbran a interpretar.
Absurdas
y falsas sí. Sobre todo porque, cuando hay temas en los que parece inexcusable
su presencia, si tan comprometidas están con la causa, ellas pasan. Y si no ahí
está el último suceso: esa paliza que un grupo de “ultraizquierdistas” (uno de
ellos apareció en la lista de confluencia liderada por IU “ganar Cehegín”, en
Murcia) propinó a una joven a la puerta de un local de esa población y que
llevaba (¡Oh…!) una pulsera con la bandera de España.
Sorprende
el silencio de las feministas sí (estamos acostumbrados a ese feminismo que se
muestra sólo cuando quiere) pero también sorprende las imágenes de jóvenes que
contemplaron la agresión y que ¡no se movieron!.
¡Vaya
espectáculo!
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