Y entonces fue cuando me sorprendió aquella sombra, la encontré de pronto y de golpe recordé aquel cuento, sí ese que se llamaba “papaíto piernas largas”, y comprendí a Jerusha por primera vez, entendí su asombro y su recelo al contemplar las largas piernas, y en cierto sentido vuelvo a entender a Platón, a esas personas que él sitúa fuera de la cueva y que son quienes provocan las sombras, y así me encuentro acelerando el paso para no permanecer más tiempo en la cueva… sí para salir de mi propia cueva y provocar mi sombra…………..
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