Su
lectura deja claro cual es la idea que se tiene del mayor jubilado: ¡es un
anciano!, así que se aburre y hay que recordarles “lo maravillosa que es la
vida…ahora que tienen “tiempo””.
Músicas
melancólicas para el insomnio, la hipertensión, la ansiedad; recuerdos: los
“picús”, los guateques, las latas de Cola Cao; cochecitos de “hojalata” –que
ninguno de ellos vio- y alguna que otra Mariquita Pérez y Juanín… –que pocas lo
vieron, probablemente-; los pupitres de madera…
Y
luego la descripción más negativa: la dificultad para andar, la dificultad para
cualquier tipo de relación, la dificultad para mantener relaciones sexuales,
todo con “mucha gracia”. Ridiculizan el trabajo y lo califican de “idiota”.
Protestan por que alguien pueda llegar a los 70 desempeñando su profesión, que “les
toca” a los jóvenes, dicen…
En
fin, correos sencillamente insultantes y con muy poco gusto.
¿Y
la publicidad?. Los pocos anuncios que se dirigen a ellos describen este estereotipo: hombre o mujer de pelo blanco
que sonríe, pero….tiene escapes de orina: no importa…. para las mujeres hay
unas compresas que “no huelen” y que asegura que las usa una otrora famosa actriz.
Pero
¿y los hombres?- ; gases (superiores e inferiores); se le despega la dentadura;
no oyen nada, y hay que gritarles sin piedad…. ¡y lo hacen niños que levantan
la voz a sus mayores!
Hay
que beber botes de color blanco para el colesterol, para la hipertensión, para
el calcio..., para la menopausia (¡donde estará!). Dicen que se los toman seleccionadores de
futbol, actrices, modelos…
Y
luego, se empeñan en que hagan cruceros por el Mediterráneo y viajes por Europa
del Este.
Y
¿dónde vivir?: una residencia en la que aparecen unas señoritas muy simpáticas
que enseñan a un montón de ancianos desconcertados como se arruga una pelotita
con las manos… Hay toda una selección de centros de aspecto muy aseado. Nunca
aparece el precio ni verás una entrevista a los residentes. Pero, ¡ay la
familia está contenta y, sobre todo, tranquila!.
En
esas residencias hacen de vez en cuando bailes…. “de salón”, creo.
En
fin……….¿tenemos que pedir perdón por vivir?. ¡Cielo santo!.
¡me he reído a mandíbula batiente! yo también estoy harto de los correos que me mandan los compañeros de trabajo desde que he cumplido 50 años!
ResponderEliminar¡gracias, mil gracias por ocuparos de los "mayores", no puedo por menos de recordar la frase impactante que ha pronunciado SS el Papa Francisco en la JMJ de Río de Janeiro, arremetiendo contra la que llamó "cultura del descarte", que no solo amenaza a los jóvenes -una generación sin trabajo por la crisis mundial- sino también a los ancianos a los que se deja de lado, como si no tuvieran nada que ofrecer, pero tienen la sabiduría de la vida, de la historia, de la patria, de la familia. Un pueblo no tiene futuro si no va adelante con los dos extremos: con la fuerza de los jóvenes y con la sabiduría de la vida de los mayores.
ResponderEliminarGracias al Papa y a vosotros también. Joaquina.
Yo no hago ni caso de los anuncios para ancianitos ¡lo que me faltaba! De momento estoy bastante potable para mis... ejem años. En cuanto a las residencias veremos si terminaré en una de ellas, porque las buenas cuestan una fortuna y las otras son de llorar. Después de todo puede que estire la patita antes de tener que dar la tabarra a los mios.
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