Mientras
mi nieto, previamente advertido del límite de la inversión, rebuscaba entre los
cromos, muñequitos, pitufos, superhéroes y basurillas varias, con el fin de ver
en qué más me podía gastar el dinero, me he parado a mirar los periódicos, las
revistas y, sobre todo, la enorme cantidad de fascículos “superinteresantes”
que aparecen cada nuevo curso, todos ellos acompañados de objetos en miniatura
(…menos mal) tipo abanicos, máquinas de coser, muñequitas regionales, muebles
de estilo victoriano, coches de época, coches de “nuestra época”, la segunda y
la primera guerra, Historia de España, fascículos que en su mayor parte
desaparecen pasados dos o tres meses ( es lo que tiene el coleccionismo que es
demasiado sacrificado)..…………..
Al
pobre quiosquero apenas le caben en el quiosco, reparte todo por la acera
próxima y cuelga el resto con pinzas de la ropa por todos los pequeños aleros
de la caseta, mientras de forma incansable no deja de mirar a derecha e
izquierda por si acaso….………..y me pregunto cómo consigue recoger todo por la
tarde –noche cuando se va al fin! y meterlo todo en aquel chiscón tan pequeño!
Sin
apenas ser consciente ya estaba dispuesta aquedarme con los muebles de la casa
victoriana y un “Citroën tiburón” que me traía viejos recuerdos, cuando note la
manita de mi nieto apretando fuerte la mía “déjalo abuela que eso no te vale
para nada y como tú dices acabarás tirándolo”………. naturalmente el no soltó sus
cromos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario