Hoy
nos recibe el sol, hace un día brillante
Nos
vestimos de “nuevo”, estrenamos (no a lo viejo por dentro y por fuera) y salimos
felices hacía la Iglesia, con nuestras palmas en las manos.
Los
niños sin adornos, las niñas palmas rizadas, y llegamos (a tiempo menos mal!) a
la procesión previa. Los niños como si en ello les fuera la vida, agitan sus
palmas emocionados, y, la verdad, casi se nos saltan las lágrimas a los
mayores. Ellos (y nosotros), saben muy bien lo que están haciendo: Hosanna! benedictus
qui venit in nomine Domini, Rex Israel: Hosanna in excelsis!
Y
medito sobre la enorme importancia que tienen los símbolos.
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