Hay
palabras innecesarias, prescindibles, de las que se puede hacer abstracción,
que quizás hubiera sido mucho mejor no llegar a pronunciar jamás; palabras que
hieren como dardo encendido; palabras duras como piedras, palabras tiernas que
siempre esperamos, palabras que simplemente, como el viento, molestan y te
despeinan pero que nos basta un simple movimiento de la mano para recobrar la
situación previa. Palabras de amor, palabras de desamor, palabras……….
Y
existen palabras que es preciso pronunciar y pronunciar muy alto, que se nos
oiga bien; palabras que declaran por nosotros quiénes somos y qué pensamos,
palabras que nunca deberían ser silenciadas, palabras que estamos obligados a
pronunciar
Y
como decía ARISTOTELES: el sabio no dice todo lo que piensa, pero siempre
piensa todo lo que dice.
¡UFF! y hay tantas palabras que tenemos que callar....¡que mas quisiéramos que poder decir todo lo que pensamos!...pero ¡no podemos! y nos callamos y asentimos -a veces- y hasta sonreímos.
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