He
aparcado justo delante de un Burguer cercano a mi casa. Es sábado y llueve, a
esta hora tres de la tarde, apenas hay gente moviéndose por la calle, incluso
en la hamburguesería junto a la que, como decía he aparcado, no se percibe
demasiado movimiento
Me
sorprende ver a un hombre, de los de “mediana edad” sentado frente a lo que
podría ser el escaparate, comiendo solo y con la mirada fija perdida, quizás
mirando a lo lejos de su propia vida, quizás recordando lo que ya hace tiempo
que pasó.
Come
deprisa, engulle casi, como si se sintiera algo avergonzado de su propia
soledad, mas puede estar tranquilo aquí nadie se percata de su presencia, la
gente sale y entra sin apenas mirar a nada ni a nadie, aquí todo es fast.