Es el día en que todos nosotros recordamos, de forma especial, a los que fueron antes que nosotros. Y rezamos por ellos y hablamos de ellos aún más que otros días, y hasta nos contamos su vida y sus aventuras y las cosas que decían y además rezando unidos les pedimos que nos tengan en cuenta…. ¡Alguna lágrima se escapa, pero sabemos que estarán todos en un sitio mejor seguro!
Y alzando la vista, contemplamos a los
cipreses, esos hermosos árboles que
rodean los lugares donde un día depositamos a quien tanto queríamos, cipreses altos firmes apuntando al cielo, como siempre
sucedió en los camposantos y ya desde los romanos y desde los griegos incluso.
Así la visita a los cementerios como siempre,
todos juntos, y nos miramos y sentimos que sí, ¡que nos queremos y nos
seguiremos queriendo! Y por todo ello damos las gracias y rogamos a Aquél que
cada día nos protege.
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