lunes, 2 de septiembre de 2013

El trastero

Pues sí, tengo un trastero en mi casa, un trastero enorme………, eso creía yo.

Cuando me cambié de casa, antes vivía en el campo, había algo fundamental que necesitaba: un trastero que fuera lo más grande posible y lo conseguí.

Perfectamente organizado con estantes en todas las paredes.

Allí están mis viejos vinilos imposibles de utilizar ya, mis diapositivas de toda mi vida donde están encerradas todas las caras amigas de mi época juvenil, de mis niñas pequeñas haciendo monerías, cintas de súper-ocho y alguna cámara fotográfica; mis viejos libros de la Facultad , viejos por contenido ya obsoleto, porque los pobres están impecables y perfectamente conservados; los huesos de Anatomía; algunos cuadros que me traen recuerdos que no quiero recordar, las maletas grandes que ya no usaré y poco más. En fin todo superordenado.

Pero ¡ay amigo!, llegaron mis hijos queridos… “¿Te importa que suba esto al trastero?”- “oh por favor súbelo ¡hay sitio de sobra”, la pregunta se repite una y mil veces…. Después las cunas, los moisés, las cunas de viaje, los baños blandos y duros, los parques, los tacataca; los juguetes de bebé, las sábanas de cuna pequeña y grande, y cajas, muchas cajas perfectamente identificadas con letreritos: ropa de niña de 0 a 2 años, de 3 a 5 años, de niño, de invierno, de ski,…; palos de Golf, auténticas maderas y hierros que ya no se llevan por el mundo…….. Objetos absurdos que ellos dicen que son de anticuario (¿Oye por qué no se lo llevas a tu suegra? Vamos digo yo) …..

Total que tras un año sin subir y buscando una maleta, me he atrevido a subir….una odisea.

La cerradura es de esas que crees que la llave se romperá como sigas girando y girando…bajé a casa de nuevo cogí el tres en uno y mis tijeras de cocina largas y, sudando a chorros, pues hace un calor insoportable, y tras rociar bien la cerradura con el líquido aceitoso y pringoso, empujé el resbalón con las tijeras y aquello se abrió al fin.

¡Qué espectáculo! Efectivamente allí había de todo, a rebosar, ¡qué pena de mercadillo! Y eso que somos de mucho tirar!!  Para conseguir llegar a la maleta fue necesario sacar trescientas cosas antes y además necesitaba una escalera, mi metro sesenta no me daba para llegar al lugar donde (yo no por supuesto) alguien la había colocado….. (¡qué manía tienen los hombres con colocar las cosas bien altas aunque ellos no lo sean!). Bajé de nuevo a casa y volví a subir (no me rindo fácilmente) con una escalera de esas pequeñas tipo escalón y conseguí alcanzar la maleta, maleta que pesaba un quintal , algún listillo la había llenado de bolsos y bolsitos (… ¿pero no dije que tiraran esto?)…en fin agarré la maleta, cerré la puerta y bajé a casa con mi maleta,… previamente en el cuarto de basuras deposité los bolsos y bolsitos….

3 comentarios:

  1. genial! así somos los hijos! -Te dejo aquí esto que total, no ocupa nada y tú tienes mucho sitio.
    y nunca más se supo... (del espacio claro)

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  2. los trasteros son terribles, al principio se dejan ordenaditos y quedan estupendos, pero poco a poco se va añadiendo cosas y van perdiendo la forma, la lógica, el orden, el espacio libre y aquello se convierte en un caos espantoso lleno de eso por lo que reciben el nombre: trastos. Ya no se sabe ni lo que hay y cuando se busca algo no se encuentra y cuando aparece ya no vale para nada. Yo creo que en el mío tengo hasta vestidos de embarazada de hace 25 AÑOS!!!!! Para qué los guardaría, digo yo, pero da una penita tirar....

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  3. me ha resultado divertidísimo este articulo, que cierto; yo en lugar de trastero tengo armarios de sobra ya que todos mis hijos se han emancipado...ellos si pero sus trastos permanecen...

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