lunes, 30 de septiembre de 2013

Me voy a IKEA

Esta mañana al abrir el buzón del correo me he encontrado con el catálogo de Ikea. Así es que me he sentado y he comenzado a leerlo.

De las 326 páginas que este catálogo tiene por lo menos doscientas las he leído, (en serio) al llegar a la página 168 he comenzado a sentirme incómoda en los sofás de mi salón. Los he mirado y remirado y he pensado “… chicos lo siento pero ya estáis un poco viejos y anticuados creo que voy a jubilaros, hay que rejuvenecer la plantilla….digo el salón”

Así es que catálogo en mano, he bajado al garaje, he subido a mi coche y me he dispuesto a llegar a la referida gran tienda de muebles (……y de todo), tras equivocarme en la salida de la carretera de Burgos o Colmenar? He conseguido llegar y aparcar.

Con aire triunfal, me he metido en la tienda. Subo las escaleras que hay a la derecha, cojo un par de lapiceros, bueno dos más, y una cinta métrica y…. (ahora que lo pienso ¡si no he medido el espacio de los sofás!…. bueno ,más o menos, no creo que me equivoque mucho...).

He comenzado a mirar sofá tras sofá. Tienen nombres impronunciables pero lo gracioso es que la gente, mucha, que estaba comprando sabía de qué hablaba: (…. “oiga el Karlstad de tres plazas ¿dónde está?” preguntan a los empleados de aquel inmenso espacio)

Al fin me decido por un modelo en tono beige desenfundable (ya veremos si es tan fácil quitar la funda como dicen…) saco la cinta métrica y…. bueno yo creo que sí que me cabrán en el espacio adecuado…no sé, si si si!.

Me dirijo a las cajas para comunicar mi intención de adquirir el sofá llamado no sé qué… y el de tres plazas, “¿se lo llevará usted misma?” Me dice la señorita cajera… pues más bien no… bueno diríjase a….. la cosa se complica

Lo cierto es que no han cambiado mucho, los sofás digo… (los míos tienen once años….) hombre…no tienen arrugas, están más derechitos y los colores….pues no sé me siguen gustando los tonos tierra, qué quieres que te diga, empiezo a echarme para atrás en esto de reemplazar mis “viejos” sofás.

Total al final he comprado unas fundas ideales para las sillas, modelo sbjorn, seis vasos súperbaratos y una lámpara que no necesitaba para nada, pero he vuelto encantada con mis viejos sofás!!!

2 comentarios:

  1. eso me suele pasar a mí también en ikea, vuelvo convencida de que no necesitaba lo que había salido a buscar, y con tres o cuatro fruslerías que ¡mira tú por dónde! me venían divinamente.¡y yo sin saberlo!. Un saludo!

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    1. Lo peor de IKEA es que todo es bonito y está tan bien puesto, que al final ibas a buscar una cosa en concreto y sales con 10 más que no necesitas para nada: cacharros de cocina, plantitas, velas, marcos de fotos, cajas, cestitas ideales, etc.... según vas pasando vas llenando la bolsa y tu marido va poniendo cara de horror y cuando llegas a la caja a pagar, de los 100 euros originales te has ido a los 200. Menos mal que está lejos y sólo se va de vez en cuando!!!

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