lunes, 21 de octubre de 2013

Avatar

¿Quiénes somos realmente?

En casa entre los nuestros, todos saben quién y cómo somos; no necesitamos presumir o aparentar, o disimular nuestros defectos; mas cuando salimos sentimos la necesidad de aparentar “ser perfectos” mejor de lo que realmente somos, olvidando muchas veces que lo perfecto suele ser enemigo de lo bueno.

Obviamente este comportamiento es una mezcla de agradar a los demás, de incorporar asertividad a nuestras actitudes, y, qué duda cabe, de buena educación, obligaciones sociales y modales adecuados.

Y como en la vida laboral estas actitudes se evidencian de manera notable, tanto en puestos de mando como en las relaciones entre iguales, y como no todos adoptan o consiguen llevar a cabo estos planes, es raro el grupo laboral que consigue un ambiente agradable para todos, tan es así que cuando alguno de ellos alcanza la edad de retirarse provoca en algunos casos hasta una sensación de alivio y como de empezar de nuevo. Y en otras ocasiones queda un gran vacío que,…………..(es la realidad) se llena en pocos meses…. Así somos.

A partir de la jubilación ya, aparentemente, no necesitamos “avatar ni otras representaciones virtuales” de nosotros mismos, somos quienes somos; y esto sí que es un reto importante puesto que ya no tenemos excusas para disimular nuestro yo verdadero, ya no tendremos reconocimiento de los otros y, posiblemente, no oiremos “gracias” tan a menudo……………… Y claro aquí empieza lo difícil, habrá que reinventarse!………………

2 comentarios:

  1. pues si todos intentamos parecer mejor y muchas veces para no provocar disputas que en el trabajo suelen ser tan frecuentes......

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  2. bueno, a mí me parece muy loable el esfuerzo por intentar ser mejores, sobre todo en el trabajo donde pasamos 8 horas de convivencia con "extraños". Me parece que no estaría mal que algunas personas trataran de disimular sus defectos. No soporto a esos maleducados que contestan de malos modos o sueltan una impertinencia y se escudan en la famosa frase: "es que yo soy así". Siempre me dan ganas de decirles: pues mira "así" sé en tu casa, pero aquí tienes que ser comedido, educado, no elevar la voz y muchas veces no decir lo que piensas y tener paciencia, mucha paciencia . Hay personas antipáticas, amargadas, o que tienen mal genio y en su casa les querrán así, como son, pero en la oficina los demás no tenemos por qué aguantarles. Claro que muchos días estamos cansados, o tenemos problemas pero hay que esforzarse por ser amables y no exteriorizar nuestro estado de ánimo. Creo que todo se reduce a una cuestión de educación. Simplemente.

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