miércoles, 2 de octubre de 2013

El ascensor

Desde que en 1853 un estadounidense de Vermont, llamado Elisha Graves Otis inventó el primer ascensor con sistema de seguridad, se fueron desarrollando sin parar este en todo el mundo e instalándose en los edificios  que cada vez eran más altos, con lo que en parcelas menores se podía aprovechar mejor el espacio, abaratando costes, vamos digo yo…

Los ascensores de mi casa son un horror, muchos pero lentos y sin memoria.

Yo tengo la suerte de vivir en el último piso con lo que si me subo y doy al botón, rápido todo ello, subo sola hasta mi casa. Y no es que odie a la humanidad, es que el ascensor es súper-lento: hasta 1 minuto tarda en subir desde el garaje hasta el sexto donde vivo.

Detesto encontrarme con algunos de mis vecinos, uno en especial que, con su perrito, casi ahorcándolo, acelera la marcha para alcanzarme y subir al mismo tiempo que yo (…pero que prisa tiene este hombre si está jubilado!!....) y yo procuro apartarme que ya una vez me mordió un tobillo… (“si no hace nada pobrecito”… “pues me acaba de morder… no es por nada..”).

Los jovencitos que ahora son tan altos se meten y esbozando una mueca miran al techo y ni preguntan a qué piso vas…. ¡qué monos!.

Y también están los niños del tercero con su cuidadora (¿?) que es una señora encantadora que “cuida” de todo, es decir plancha, lava, va a la compra y sí , también cuida a los dos niños del tercero. Pero lo que más detesto es coincidir con “la del primero” que apenas puede hablar de lo estirada que tiene la cara (¡pobre!), seguramente tiene también estirado todo el cuerpo y no le da la piel de las piernas para subir las escaleras, pues no me explico si no a santo de qué prefiere esperar este tormento de ascensor…..en fin… este es mi drama.

2 comentarios:

  1. jajaja buenísima crónica de los eternos viajes en ascensor

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  2. pues si: el ascensor, uno de los sitios donde se reconoce la buena o mala educación

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