Las
familias españolas han venido reuniéndose en torno a las lápidas de los
cementerios para limpiarlas y adornarlas con flores y luego recordar unidos a
aquellos que nos han precedido en ese viaje que todos estamos “obligados” a
hacer.
La
noche del día 1 al 2 la familia rezaba por sus antepasados muertos y, por cada
uno de ellos, se encendía una vela y ahí quedaban las luces toda la noche.
Se
trataba de respetar la memoria de nuestros antepasados. Era (y es) un acto en
su memoria. Un acto, además, de identidad con todos y entre todos. Entre ellos
y nosotros.
Los
cementerios están abiertos todos los días desde un par de fines de semana antes
del “puente de los Santos”. Y la afluencia sigue siendo hoy masiva.
Y…
paralelamente alguien de pronto nos ha rebotado desde el otro lado eso del
Halloween…
Y
nuestros niños y jóvenes se disfrazan de esqueletos, de brujas, de magos, de
cadáveres vivientes, … y ¡hasta de calabazas!. Y van y nos sueltan eso de:
truco o trato…..que por aquí nadie termina de entender muy bien….
A
mí, la verdad, esto del “jaloguin” no me hace mucha gracia…. Me pasa lo mismo
que con el “gordo de rojo de la coca cola”….Creo que tenemos ya nuestras
propias costumbres y nuestras propias devociones, que son, además, ¡tan bellas
y respetables!
No
pienso, desde luego, anatemizar el rollo este de los esqueletos vivientes que
nos han importado en nombre de la globalización. Me da que es prácticamente
imposible impedirlo. Los niños se divierten. Se disfrazan y se ríen. Pues está
bien.
Pero
sería preciso dejar muy claro y no dejar que se olvide que nuestra cultura y
nuestra historia mantiene unos usos que deben ser conservados y respetados. Y
que para nada deberíamos permitir que se mezclen todos estos “carnavales” con
nuestro respeto y nuestro recuerdo hacia los que ya no están con nosotros.
Efectivamente, parece que contra el Halloween, no hay mucho que hacer. Para los anglos es una gran fiesta y se nos ha colado desde la clase de inglés hasta inundar los días 31 de octubre, año tras año.
ResponderEliminarVisto que no podemos luchar contra ello, hagamos valer lo nuestro; que nuestros niños sepan que mañana es fiesta nacional por Todos los Santos y no por la calabaza; que conozcan las vidas de los Santos, que los incorporen a sus vidas, que deseen la Santidad para sí; y que rindan homenaje a sus Difuntos.
Hay propuestas curiosas de "fiestas blancas" que sustituyan a las macrofiestas de Halloween, para los jóvenes; u otras para los niños que proponen disfrazarse de santos y, en lugar de pedir caramelos, repartir "gracias" entre la gente: canciones, poesías, halagos.... ¡Qué bonito sería!.