Me
he comprado un peso “muy preciso” de esos de cocina y estoy pesando los filetes
de pollo-pavo, los lenguados, el queso…. Llevo haciéndolo ¿toda la vida?..¡no
hombre no, tanto no!...Desde la Navidad….creo…pero desde cada Navidad de hace..
no sé cuántos años.
Bueno
pues el caso es que he calculado lo que puedo comer para llegar a esa cantidad
de calorías… distribuido en 5 comidas (¿?): desayuno leche desnatada con café,
sin azúcar, un kiwi (por lo que ya se sabe…) y una especie de galleta de arroz
(que es como si te comieras un trozo de cartón). A media mañana una manzana
(dicen que se llega a viejo comiendo una diaria…). Para comer un plato de
verduras al vapor y un filetito de pollo o de pavo a la plancha….pero
plancha-plancha o sea ¡sin aceite!... a media tarde otra manzana (uhhh que
vieja voy a ser…..) y por la noche (nunca más tarde de las 8 u 8 y media) una
cena suave (que “de grandes cenas están las sepulturas llenas”….que decía el
poeta) o sea jamoncito de york desgrasado y sin sal y un tomate. De postre un
yogur de esos…que “te sientan bien”.
Mientras
peso cada uno de los alimentos (para no pasarme con el pavo…), sin darme
cuenta, ¡me he comido media bolsa de chuches del último cumple de los niños….!.¡Dios
mío!... que me he comido a lo tonto casi 500 calorías…. Leo la bolsa: glucosa,
dextrosa, jarabe de caramelo, colorantes, acidulantes potenciadores del sabor y
gelificantes, aceites y ceras…..¿qué hago?....
Con
un cargo de conciencia insoportable me voy a la nevera y saco un sobrecito de pavo
desgrasado sin sal y un poco de queso de burgos light que tengo para las
ocasiones de “culpabilidad”.
Con
los ojos casi en blanco me hago el firme propósito de que “eso” no va a volver
a pasar…¡nunca más!. Abro el cajón y agarro la bolsa de nubes y ositos ¡ahora
mismo lo tiro!, me digo a mí misma…pero ¿Cómo lo vas a tirar, mujer?.. pues lo
guardo en el cajón “por si los niños se ponen pesaditos”….
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