Histórica
y literariamente (reflejo de la sociedad en la que se desarrolla) “toda la
vida” han existido mendigos. Una de las causas que se señalan habitualmente se
refiere a la irrupción de la sociedad postindustrial, las migraciones del campo
a los suburbios urbanos y la utilización de tullidos con el fin de conmover la
piedad de los más afortunados y esta conmoción se da en países- comunidades
católicas, no en la Europa del Norte, países que abrazaron el protestantismo
donde la holganza y “vaguería” estaba y está intrínsecamente rechazada. De
hecho en los años 50 del pasado siglo el acto de dar limosna a los mendigos era
algo prácticamente obligado, y no solo por caridad cristiana sino yo diría, casi
por educación, en ese momento histórico la pobreza extrema procedía de la
situación postbélica, de tal forma que de forma progresiva fue disminuyendo el
número de mendigos a medida que crecía el nivel de vida de los españoles.
En
Madrid y desde hace unos diez años, nos encontramos con un fuerte incremento de
mendicantes; no existe un solo supermercado, Hospital, centro cultural, Iglesia
donde no se hayan situado grupos, generalmente de origen no español,
perfectamente organizados. Semáforos con hombres y mujeres que portan botes de
jabón amenazantes, gorrillas que te señalan un aparcamiento de forma
innecesaria…………….. Últimamente han aparecido unos extraños individuos jóvenes,
altos, rubios o morenos, acompañados de uno o más perros y cargando sobre sus
espaldas en mochila todas (posiblemente) sus posesiones (¿Quiénes son?)
Esta
lacra social conmueve a todos, es totalmente contraria a la idea que todos
tenemos de estilo de vida, y no hay uno solo de nosotros que no quisiéramos que
desapareciera, pero a costa de qué? o mejor cómo?. Complicada cuestión que
deberá resolverse con medidas sociales, legales y sanitarias y no seguir
cargándolo solo sobre las espaldas de la Iglesia.
Es, en efecto, agobiante como proliferan los mendigos (subsaharianos, gitanos rumanos, etc.) que se apostan en las puertas de supermercados, iglesias, o cualquier otro lugar de paso... y también esos personajes -acompañados de al menos dos perros- con mochila y aspecto extraño que deambulan por las calles...... ¿Por qué el Ayuntamiento no hace nada?...... Es, acaso, libre el espacio común? ¿Dónde está la Policía Local?. Alguien, por dignidad de todos debería hacer algo.
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