¿Tu
recuerdas una divertida comedia francesa de hace unos diez años? Se llamaba la
peli “obras en casa” dirigida por Brigitte Roüan, e interpretada por una genial
Carole Bouquet, bien pues el caso es que se queda corta y lejos de la realidad,
sí sí lejos, digo, de la realidad esa de
cuando te planteas y tomas la dificilísima decisión de: “no tengo más
remedio, tengo que hacer obras”
Pues
el caso es que llega un momento que la casa te dice “mira no, hasta aquí hemos
llegado, que no, que no te llega el agua con suficiente presión a la ducha del
baño, y además tarda un montón en salir caliente y además los azulejos estos
son un horror, y además…………….” Vale vale, de acuerdo.
Tras
pedir un par de presupuestos (todos carísimos, o eso es lo que te parece…)
eliges uno basado en…. en el azar la verdad sea dicha.
Te
cuentan eso de que tardarán un par de días o como mucho tres, qué bien!
(piensas) pues venga adelante!
El
primer día de “la obra” se dedican a traer material, eso dicen, pasando más
tiempo fuera que dentro de casa, subiendo y bajando por el montacargas,
manchando todo, con los ojos del portero mirando fijamente el suelo de la
escalera que acaba de fregar, y que según el estaba reluciente, con el vecino
de abajo portando el teléfono dispuesto a protestar como te pases de la hora de
obras……. Mientras yo que quieres que te diga, refugiada en el salón, rodeada de
plásticos con el fin de evitar la cosa del polvo en los muebles…. “no señora
no, si no vamos a manchar nada…” “ah pues qué bien, pienso”…. Jaja. Pasa el
primer día, pasa el segundo, llegamos al tercero que como es viernes pues
acaban antes y se van corriendo “oiga pero no acaban hoy?” “No no, volvemos el
lunes, pero tranquila señora que no queda nada”… eim… esto… ………. Pues sí, sí
que quedaba una semana más, enterita. Y agradecida estoy de no acabar por los
suelos como Carole Bouquet, ya te digo.
En
fin había que hacerlo….me repito.
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