Para
curiosidad general, estos zapatos fueron en principio, allá por el siglo XV,
utilizados por los hombres en plan práctico para sujetar bien el pie en los estribos
cuando montaban a caballo, y siglo después las mujeres comienzan a utilizarlos para
no bajarse ya nunca de ellos, y no como los varones que , mucho más listos, se
bajaron pronto.
La
razón de su uso, aparte de lo de los estribos, ha sido la ilusión de alcanzar
la ansiada altura que la naturaleza o los genes nos negaron, y bajar una talla
y estilizarnos, que por lo visto es la sensación que provoca el uso de los
zapatos de tacón alto.
Pues
bien el caso es que poco a poco una acaba bajándose de los tacones, expulsada
de ellos por las repetidas y dolorosas fascitis plantares y talonarias, que
dicho sea de paso y por suerte duelen durante poco tiempo pero fastidian mucho.
Otras
patologías originadas por el uso de estos instrumentos de tortura, son más
problemáticas como las osteoartritis rotulianas y las algias dorsales, véase si
no a alguna presentadora-comunicadora de edad avanzada que se resiste a
abandonarlos provocando en los “televidentes” enormes deseos de gritar:
“quítese los tacones buena mujer”!!!!!!!!!!!!!!!!!
Conclusión
que hay que bajarse de muchas cosas, a veces hasta en marcha, y una de ellas:
los tacones…………….
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