Jordi,
que así se llama el niño, jugaba y saltaba alrededor de tanto trasto, de tanto
ajetreo. Me imagino el enfado de mamá y
papá porque el niño no paraba…
De
pronto mamá dice “¡dónde está Jordi…dónde está?!”. Nadie lo sabe… “si hace un
momento estaba aquí. ¡Jordi, Jordi!”. Todos gritan. Pero el niño no aparece.
Eso
que se llama solidaridad se puso en marcha: más de 500 personas, voluntarios,
participaron en la búsqueda del niño. Además de Bomberos, Cruz Roja y Policía
Local.
Ya
es mediodía. Han pasado 20 horas… 20. Dos voluntarios encuentran al pequeño,
asustado, descalzo y con arañazos, a sólo algo más de un kilómetro de
distancia. Pero sano y salvo… y con hambre.
Las
imágenes que vimos por la televisión eran indescriptibles por alentadoras.
Llenas de ternura y sobre todo de esperanza.
Un
cuento de Navidad, una buena nueva para el año que empieza. Sí.
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