Leo
en un diario, una vez más, las dudas de muchas mujeres sobre el momento para su
maternidad. De nuevo se plantea la angustia por acercarse a los cuarenta sin
ser madres. De nuevo las mujeres se declaran y se proclaman a sí mismas mártires
por la causa. De nuevo sigo sin ver la angustia de los hombres por esa misma
cuestión…. sus cuarenta no serán fisiológicamente iguales, pero sí son
igualmente responsables.
Y
pienso que lo de ser padres es cosa de dos (allá cada quien piense que no) y
por tanto esa decisión debe ser compartida con todas las consecuencias.
Y
digo compartida con toda la sociedad, con todos los grupos sociales. No sólo
hablo de que el hombre debe compartir todo lo que se entiende (o se entendía… ¡espero!)
como “típico trabajo de mujer”… o sea cuidar la casa, cuidar los niños, ser
responsable de la limpieza, la alimentación… y luego, cuando “el hombre” llega
a casa recibirle “alborozados” para que el “valiente guerrero” descanse….
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es entender –sin mucho esfuerzo- que si ¡no hay leche! es porque ninguno de los
responsables (hombre y mujer) se han preocupado por ello; si los niños se han
puesto malos, alguno de los responsables (hombre o mujer) tienen que quedarse
en casa… de la misma manera que tanto uno como otra trabajan en lo que les
gusta o en lo que pueden (¡qué menudo está el patio!)
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es no tener que volver a repetir y subrayar la igualdad de hombre y mujer
dentro y fuera de la casa (“del hogar”).
Leo
de nuevo en un diario, la pesadez de definir que es conciliar. Qué pesadez
tener que repetir que conciliar es responsabilidad de todos. Que no es ni más
ni menos que organizar los trabajos de todos con los horarios de todos. Se
trata de vivir la VIDA con mayúsculas. Que no es una lucha femenina… ni feminista.
Conciliar
es… la voluntad de conciliar. La responsabilidad es tanto de quien organiza
nuestros horarios laborales (la clase política), como de quien dirige nuestro
horario familiar (nosotros mismos).
Los
amagos de conciliación se han transformado en ningún apoyo a la maternidad, en
la total ausencia de políticas económicas y laborales que ayuden a las mujeres,
en hacer, en fin, “culpables” a las
mujeres que –valientemente- han decidido tener a sus hijos por encima de todo.
¡Ah...
y gracias a ellas, gracias!
Digamos lo que digamos...al final somos las mujeres las que tenemos que componérnoslas para poder hacer eso que dicen (que yo no veo por ningún lado) que es conciliar....
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