lunes, 11 de julio de 2016

Agresión sexual y fiesta


A raíz de la denuncia de una mujer francesa por agresión sexual en los Sanfermines, los telediarios se han hartado de poner imágenes de chicas con la camiseta mojada mientras eran manoseadas por pandas de chicos borrachos (las chicas también borrachas, supongo que haciendo lo propio al chico de turno) y todos –según las imágenes- pasándoselo, no sé cómo decirlo,… parece que bien.

El alcalde de Pamplona antes de las fiestas de este año hizo una campaña que, bajo el eslogan “Por unas fiestas libres de agresiones sexistas”, quería acabar con semejantes espectáculos.

Pero, por lo visto, no ha sido así.


Fui testigo, hace más de cuarenta años, de unos sanfermines en los que, puedo asegurar, que todo era fiesta divertida, la gente trasnochaba y bebía todo lo que podía pero nadie “manoseaba” a nadie (que no quisiera, claro) y nunca oí nada sobre agresiones “sexistas”.

Lo de ahora es pura y simplemente violencia sexual, en fin delitos que, de acuerdo con el código penal, se merecen prisión, ni más ni menos.

La denuncia más impactante ha sido la de una joven de 19 años que fue violada por cinco jóvenes. Para mayor escarnio esos impresentables grabaron la violación colectiva.

Cualquier estudio sobre la fiesta de San Fermín se limitaba, hasta ahora, a describir el encierro diario. La carrera delante de los toros ocupaba toda la atención de los medios. Pero, desde hace unos años, el mayor espacio está siendo invadido por el relato de agresiones del tipo descrito.

Los hechos se han enmarcado en el contexto de violencia contra la mujer. Y, de nuevo, se hacen proclamas en el sentido de que hay que trabajar por la igualdad…..

Fiesta y transgresión son en buena medida compañeros, pero lo que en absoluto se debe permitir es el delito. Y a ello tampoco debemos dar lugar ni cobijo.


 


 

Protesta en Pamplona contra las agresiones sexuales en los sanfermines.

Foto REUTERS

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