Hay
un tenista, de cierto renombre, que se ha separado de una guapa oficial. La
guapa ya ha dicho que no habrá reconciliación. ¡Normal, después de todo lo que
se han dicho!
Pero,
lo más interesante ha sido ver a las suegras respectivas como defendían a sus
cachorros.
La
de la guapa tiró por el desprecio: “...yo siempre le dije que era una mala idea
casarse con él…” Mientras que la del tenista famoso, por lo tradicional: “espero
que no salga de la casa de mi hijo sin antes dejarlo todo limpio”.
Ojo
al dato: para la suegra suegra (o sea la madre de él) la guapa era un poco… ¿cómo
decirlo? ¿descuidada?... pues eso ¡qué menuda diferencia como le tenía su madre
la casa de limpia y la ropa… ¡vamos… ya te digo!.
Sin
embargo la suegra… la madre de ella,… ¡Ay… lo importante era el amor… algo que
ella no veía muy claro!
Vamos…..¡de
manual!.
(Pocos
personajes han sido tan vapuleados como las suegras. Miles de chistes, muchos
de ellos de auténtico mal gusto. Pero, si nos fijamos, la suegra de él se lleva
el papel protagonista. O sea la “mala” suele ser la madre de la hija… vamos que
la relación nuera-suegra está llena de complejos, falta de complicidad,
rivalidad… ¿celos?... puff… Pero ¡tranquilidad!, no siempre pasa, sólo ocurre
cuando se trata de mujeres que tienen una dependencia emocional con su hijo)
...O eso dicen...porque yo creo que todas las suegras son iguales.....¡inaguantables!...
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