Nace
la justicia de la necesidad de mantener un orden determinado e intentando
mantener armonía entre los hombres que viven en sociedad. Así se dictan leyes
que protejan a unos de los abusos de otros, y leyes que determinarán lo que se
deberá pagar en forma de impuestos con el fin de lograr el mantenimiento del
bien común y manteniendo valores de libertad, equidad y respeto, respetando así
la dignidad humana y las leyes dadas.
Ahora
bien nos asombra contemplar cómo es posible que los delitos de orden económico
tarden diez, doce, catorce años en juzgarse, manteniendo los “delincuentes” sus
vidas en suspenso, y siendo masacrados socialmente, paseados sin descanso de
tele en tele, despreciados, arrinconados, considerados indignos, y por
supuesto, sin presunción alguna de inocencia. Y da igual que transcurrido ese
tiempo resulte sobreseído el juicio, da igual, su prestigio, su dignidad no
vale nada. Y así la justicia tardía se transforma en injusticia.
Y
tras esos años de espera las sentencias condenatorias multiplican los años de
presidio, y son incluso mayores que las aplicadas a asesinos y violadores.....
pero la prisión no era para rehabilitar al criminal? ¿Qué sentido tiene la
cárcel para los delitos económicos? ¿No sería más lógico la imposición de
multas, o la obligación de devolver lo sustraído o no pagado a Hacienda?
Y
por supuesto, sea quien sea, ya está bien de la constante humillación a que se
somete a tanto artista, político o empresario, que esto parece un Sálvame.... pero
sin cobrar a cambio.......
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