El
lunes pasado fui convocada a una reunión de “vecinos”, reuniones que detesto
por cierto y donde, pese a llevar ya viviendo en esta casa cerca de dieciséis
años, apenas conozco los nombres y caras de todos los vecinos. El caso es que
acudí a la reunión convocada dado que los temas a debatir parecían de cierta
importancia y no tenía nada mejor que hacer...
En
estas reuniones de vecinos hay personajes típicos, que siempre se animan a ser
“presidente” o lo que sea, que posiblemente necesitan reforzar su personalidad,
digo yo pues si no es que no me explico la entrega y el esfuerzo empleado así a
cambio de nada, y el caso es que suelen solucionar el lio de las basuras, la
limpieza de las escaleras, el absentismo ocasional de los porteros, la luz de
los descansillos...
Y
entonces fue cuando comencé a meditar acerca de los políticos a los que hemos
votado y a los que no, y seguiremos que aún nos queda la siguiente, y pensé que
necesitamos a alguien que se ocupe de los temas patrios, del mantenimiento de
infraestructuras, de recoger impuestos para pagar todo, de organizar este lio
en el que estamos metidos... y sí me di cuenta de que, a pesar del rechazo que
a menudo nos provocan “los políticos”, lo cierto es que son necesarios, y no
deberíamos ponerlos en duda tan frecuentemente, y pensé que el mal no está en
los políticos, sino más bien en los grupos de presión que con frecuencia los y
nos manejan... y ahora más que nunca por las llamadas redes sociales, que sin
descanso nos envían noticias las más de las veces falsas y frecuentemente
ofensivas.
Y
recordando a Aristóteles me repito a mí misma que la política no es sino el
conjunto de sistemas a través de los que se convence al pueblo, sistemas
manejados por los hombres y mujeres que a ello se dedican..... pienso: a ver
qué métodos.
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