Me sorprendes, como tantas veces, con la
pregunta: ¿eso es bonito?, miro entonces hacia donde tú señalas y veo una
paloma posada en un arbolillo de la jardinera, Impulsivamente casi respondo con
un noooo largo y con mirada agresiva hacia las “ratas que vuelan” como dice el
jardinero harto, sin duda, del enorme trabajo que provocan y lo que ensucian,
pero me fijo en tus ojos y atentamente recapacito y vuelvo sobre tus palabras,
y te hago a ti la pregunta: ¿a ti te gusta?, y tú dices que te gustaría más si
tuviera colores, pero bueno pobrecillas ya no le gustan a nadie dices.....
Y es entonces cuando medito acerca de la
belleza y recordando a Platón o a Aristóteles para quienes la belleza era
sabiduría y bondad, y creo que sí que la belleza está en la bondad y sabiduría
de aquellos ojos que miran, dulces ojos, hermosos ojos.
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