miércoles, 18 de marzo de 2015

En la zona de confort

Hasta hace poco lo de la “zona de confort” me sonaba a estar sentada en el sillón de orejas del cuarto de estar, leyendo un libro y con una música de fondo, a ser posible clásica –que reconforta mucho- y sin esperar a nadie ni a nada. Ahora sé que no.

Lo que se repite sin cesar como zona de confort (sal de la zona de confort… salgo de mi zona de confort… ¿Por qué no sales de tu zona de confort?) es algo mucho más ¿sutil?

Pues sí, la cosa se concreta en que, a veces, te niegas a tomar iniciativas; te niegas a dejar tus costumbres inveteradas, esas de tu más íntima existencia; no te apetece nada enfrentarte a objetivos desconocidos. Y, en fin, todo ello te parece innecesario, demasiado esfuerzo quizá para nada. Si yo estoy a gusto en este lugar mental en el que me he asentado, ¿para qué voy a moverme, para qué voy a buscarme problemas?

Sin embargo, nos dicen, es necesario buscar nuevos horizontes. El éxito (el que sea) acarrea momentos incómodos hasta llegar a él. Eso sí… si vas a salir de la zona de confort para nada, para resultado cero, mejor no.

Y digo yo, ¡vale, salgo de mi zona de confort!, busco objetivos nuevos, logro éxitos y tal y cual….. pero al cabo de un tiempo pues vuelvo a estar en una zona de confort. Vamos que lo que hay que hacer es no parar de buscar nuevas aventuras…. ¡ay estos del coaching….qué pesaditos se ponen con lo de la autoayuda!

1 comentario:

  1. Pues sí, hoy me he salido -un momentico solo- de mi zona de confort....¡que frío hacía!...vamos que lo único que he hecho es comprarme unos pantalones ¡anchos! (sí hija sí, se vuelven a llevar) y volverme a mi zona ......¡hombre....ya te digo!.

    ResponderEliminar