En
la cabeza y en el corazón queda las imágenes: la del Señor crucificado, la de
su Madre, la de San Juan, el amigo-hermano, la tristeza en suma…… o no, mejor la
alegría del Resucitado.
No
se ¡cuántas sensaciones divergentes!.
Contemplando
la algarabía de los pueblos de España alrededor de las procesiones,
bullangueras unas, silenciosas otras, pero todo ello rezumando amor y respeto
por Aquel que decidió venir a contarnos de qué iba todo esto.
Cada
uno hemos narrado lo que hemos visto. Como aquellos, los de entonces, los que
anunciaron que Él había resucitado, hemos intentado trasmitir nuestras
impresiones….. Para unos la cosa ha cambiado mucho…. ya no existe el
recogimiento de antaño. Para otros la sorpresa continúa y se repite de año en
año… No sé, a muchos se nos sigue encogiendo el corazón.
Sí,
hoy también hemos vuelto a vivir momentos para asombrarnos de Su generosidad.
(El
Miércoles Santo, en Puente Genil –un pueblo de Córdoba- tiene lugar la
procesión de “El Humilde”, una talla de la escuela sevillana de finales del
XVII-. ¡qué abatimiento el de la imagen!. Cristo poco antes de ser clavado en
la cruz, se sienta sobre una peña. Está sólo y triste. Apoya su mejilla derecha
sobre la mano y mantiene la mirada perdida. La escultura es preciosa, sí, pero
el modelo es conmovedor, tan conmovedor como su nombre: Jesús de la Humildad y
la Paciencia. ¡Qué suerte sería conseguir lo que nos propone! Y ¡qué dolor no
saber agradecerle todo!)
P.D.
un vecino del pueblo me dice: “¿Vd cree que alguien nos va a quitar esto?
¡Imposible –contesta él mismo- esto es nuestra cultura, nuestra religión,
nuestras raíces!”
Preciosa la imagen de "El Humilde".... solo y triste...
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