martes, 14 de abril de 2015

En torno al mal: Página setenta del cuaderno... más o menos

A propósito del asesinato en masa, no se puede llamar de otra manera, llevado a cabo el 24 de marzo por el piloto de la compañía aérea Germanwings, Andreas Lubitz, he meditado y reflexionado acerca del mal.

Haciendo caso omiso a todos aquellos que actualmente declaran, en plan Hamlet, quedándose tan anchos, que el mal es relativo, o sea que la maldad la consideran una categoría social relativa, he vuelto la mirada hacia Kant, que de esto sabía mucho…., y me he apoyado en el concepto moral/ético del imperativo categórico, que viene a decir con sus formulaciones que hay actos malos en sí mismos y que no busquemos justificaciones, ni ideológicas ni religiosas, pues no existen tales justificaciones, que lo que existe es el mal. También Julián Marías opinaba de esta forma advirtiendo de que lo mejor que se puede hacer con la maldad y con quien de ella está imbuido, es alejarnos.

Y sí, esta vez parece que la comunidad mediática se ha puesto de acuerdo en catalogar al asesino y a su acción como mala, aunque ya veremos si no acaban dando explicaciones peregrinas como la que ha dado la muchachada de la coletilla culpabilizando al “maldito capitalismo” (¿?) y el “algo habrán hecho” al que son tan aficionados.

Pero qué hacemos con los asesinos de cristianos que provocan menos reacción y menos asombro que el asesino del avión? Debe la comunidad internacional tomar medidas urgentes y sin resquicios contra los yihadistas asesinos? yo creo que sí, que las estrictas medidas, violencia incluida, están totalmente justificadas, y hay que llevarlo a acabo ya con absoluta urgencia, y no prestar oídos a quienes reducen el mal a lo de categoría social o al “depende”.

Porque ¿sabes? mañana puedes ser tú…………

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