martes, 1 de marzo de 2016

Estampa urbana: quién sabe...


Bajando por la calle, esa según sales a la derecha, hay una casa un poco vieja, que tiene ventanas pequeñitas, sobre todo las de la planta baja, y que están siempre cerradas. Solo por la tarde a eso de las cinco se abren un poquito y, con suerte, se puede vislumbrar apenas una carita redonda puesta en un cuerpecito pequeñajo y sobre unos pies en puntillas, muy puntillas con el fin de mirar a ver qué o quién pasa pegadito a la ventana haciendo sombras en la pared de enfrente.

El niño mantiene en sus manos un balón de color rojo intenso, algo viejo ya, pero que aún conserva el aire tenso en su interior.



Al fin llega a quién espera, que asomándose por el ventanuco dice un “venga vamos!” contestado por un “voy!” así el niño sale corriendo, casi volando, por el portal y tras un acelerado “hola!” los dos amigos salen corriendo hacia el parque urbano ese que, la verdad sea dicha, está un poco abandonado pero que a ellos les parece casi un gran estadio.

Allí es donde se encuentran con el tercer amigo, algo más alto que ellos, y con la misma ilusión en sus ojos.

Los tres saben qué hacer, uno se coloca en una esquina dispuesto a parar todos los pretendidos goles que los otros dos lanzan sin parar, mientras en su interior algo les dice que sí, que llegarán a ser como Cristiano o como Iker o como yo qué sé, pero lejos, sí muy lejos para cerrar el ventanuco, para abrir grandes ventanas de par en par, y mirar por ellas sin miedo a no sé qué…….quién sabe…..




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