Así
que el otro día ya lo advirtió, sacó el dedito y volvió a recordar al personal
quien era el líder… el que manda, vamos.
Mientras
movía el índice de un lado para el otro... todos ponían sus ojos, redondos como
monedas de 2 euros, en el mencionado dedito.
Olvidando
sus modales (limados en los días anteriores) se presentaba otra vez en plan
¿vertical?... con su corbata sobre camisa de mozo de comedor y sus pulseras de
“mensaje” (ez ez da o directamente no es no) que, poco a poco, le deben haber
regalado sus adoradores.