Asomado
al borde de la calle, un poco el torso inclinado para intentar ver más lejos,
casi al principio de la calle, se trata de ver, lo antes posible, a quien
espera, sabiendo, que bien lo sabe, que quizás nunca llegue.
Pero
no importa no se rinde, espera cada día que allá a lo lejos aparezca ese coche
de color azul con una pequeña rozadura en la puerta trasera del lado derecho,
ese golpe que se dio hace casi tres meses.
Como
hace frio se empañan sus ojos, o quizás no, quizás sean lágrimas que se escapan
sin querer……. Y sigue mirando a lo lejos… cada vez más lejos
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