Y volvió a teñirse el cielo con ese mágico
color azul añil. Y los roqueros rojos, alguna golondrina y hasta alimoches esos
pájaros que volvían, rasgaban las nubes con sus alas, y quedaban como tiras de
algodón y así cada vez el azul era más y más intenso, y sí, al fin volaban…… Y
creció en nosotros la fe, seguros de volver también como los pájaros.
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