Cuando empiezas a
trabajar aspiras a ganar experiencia y conocimientos cada día, es como comenzar
a andar por un camino –elegido o no- largo y sinuoso, piensas que no se ve
nunca el final, pero tampoco es que lo quieras ver. Cada día es un reto al que
te enfrentas, cada vez con más seguridad.
Y sonríes (¿hay alguien
mejor que yo? ¡adelante!).
Pertenecemos a esa
generación de mujeres que, a comienzos de los 70, nuestra vida giró hacia la
expresión de algo que considerábamos fundamental (significativas victorias de
aparentes derrotas).
Queríamos reflejar un
testimonio vital, reflexivo y ¡casi lírico! Y, desde luego, no era necesario
para ello abandonar la emoción.
Se trataba casi de hacer
una figuración de nosotras mismas. Nosotras somos, estamos aquí haciendo frente
a cualquier consecuencia e imprimiendo reflexiones.
El paso del tiempo y de
las personas de nuestro alrededor nos ha estampado tanto lo que hemos pensado
sobre la vida como lo que los otros han hecho de ella.
Y así somos.
Y ¡de pronto!, vemos que
el camino ¡vuelve!. ¿Tenemos que desandar lo andado?..… me temo que es lo que
esperan.
Y vuelven los retos.
Este blog es uno de
ellos: todavía hay mucho que hacer y decir.