viernes, 28 de octubre de 2016

Desierto político, desierto de ideas...


Así es, o mejor así está el panorama nacional para desesperación y sonrojo de la gran mayoría de españolitos, que estamos aquí intentando justificar a veces, lo injustificable, apoyando aún la Constitución que nos hizo crecer, con la que crecimos y nos hicimos adultos.

Sí aquí estamos un año enterito, esperando que de un momento a otro se haga la luz y aparezca ese líder que nos pueda convencer, que no nos maltrate ni nos insulte, ese líder decente que, al menos, haya leído y se haya formado mejor que lo que ahora mismo navega o más bien patina, por el suelo patrio; mientras nosotros estamos conteniendo las ganas de vomitar al oír determinadas soflamas o contemplar determinados estilismos y sandeces discursivas, y no digamos las ideicas madrileñas de Manuela.


¿Sabes qué? yo hubiera preferido repetir elecciones, tener resultados más claros, y salir de este marasmo que nos va a envolver un día y otro, que nos mantendrá en la cuerda floja al borde del despeñadero, hartos acabaremos de diálogos, consensos, acuerdos, pactos, arreglos y chantajes diversos en plan multinacional (¿?)……………… o al menos esa parece ser la intención según los discursos de investidura, y hasta es posible que los de las mareas y sus manifas acaben con todos los partidos políticos que conocemos, que al final solo quedarán ellos y su totalitarismo leninista decimonónico y casposo…… bueno eso es lo que quieren……… dejaremos que se salgan con la suya?...... A ver si es posible atravesar este desierto y llegar hasta el mar.



1 comentario:

  1. Os paso a todos este bello párrafo:
    “Es bello pensar que la muerte del cuerpo es como un sueño del que Jesús mismo nos despertará. Es bueno recordar en los cementerios no sólo a nuestros seres queridos, sino a todos, también aquellos a quienes nadie recuerda. La tradición de la Iglesia ha exhortado siempre a rezar por los fieles difuntos, ofreciendo por ellos la celebración eucarística, que es la ayuda espiritual más eficaz que podemos ofrecer a las almas, particularmente a las más abandonadas. El recuerdo de los difuntos, el cuidado de los sepulcros y los sufragios son el testimonio de la confiada esperanza radicada en el de que la muerte no es la última palabra sobre la suerte humana, porque el hombre está destinado a una vida sin límites que tiene su raíz y su fin en Dios”.(Papa Francisco).

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