La
experiencia es un tesoro. Por eso hay que reivindicar que la vida es digna en
cada fase de su existencia. Denunciado quedó el pasado 15 de octubre por
Francisco, el Papa con su, no por repetida menos acertada, imagen de la cultura
del descarte.
Precisamente
ahora que ha saltado la noticia de la ampliación de la eutanasia en Holanda
donde, si eres mayor de ¡12 años! y crees que tu vida no merece ser vivida
(así, sin más, aunque no estés enfermo, con que te duela “la vida”, vale) pues
nada te vas y adiós.
Lo
curioso del caso es que se invoque la dignidad humana tanto para defender como
para rechazar el suicidio.
Así
que se plantea la disyuntiva: o eres digno porque puedes elegir libremente el
momento de tu muerte, o tu dignidad estriba en saber vivir en cualquier
condición concreta que surja.
Volviendo
a Francisco. El Papa sabe dedicar las justas palabras a los que él llama las
personas mayores: poseedoras de la memoria de los pueblos, aquellos que
transmiten los valores…
El
futuro existe para todos y la experiencia de los “mayores” es en efecto un
tesoro indispensable
Venía
pensando todo esto cuando me encuentro con una vecina mayor, con sus achaques y
sus difíciles movimientos… cuenta que viene de “echar una mano en la Parroquia”…
y pienso esta tiene claro eso de “no le pidas a la vida que haga algo por ti…
haz tú algo por la vida”…
No
sé por qué le he dado las gracias.
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