Y
Sí, cada día le veo a la misma hora, perfectamente arreglado, su pelo aún
abundante cano y bien peinado, la mirada un poco lejana, como si realmente no
mirara lo cercano si no aquellos días ya lejanos, días atareados sin apenas tiempo
para pasear, esos tiempos que aún conserva intactos en su recuerdo, todos esos
que aún guarda en su corazón, sí: recordando, deleitándose en ellos, es por eso
que a veces se desliza una sonrisa en sus labios y sus ojos al tiempo parece
que también sonríen.
Pasa
una y otra vez delante del quiosco, una y otra vez… hasta que al fin se decide,
abre su monedero e intercambia unas palabras con aquél que le vende el “cupón”,
“suerte” dice el vendedor y él mantiene una amplia sonrisa durante un tiempo y
“¡ojalá!” piensa y siente que quizás con más suerte de esta le acompañen más………
o no, quién sabe……… Un jubilado más, solo eso…… igual hay suerte…….
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