Yo no quiero un futuro utópico, no he
pretendido vivir en un “mundo feliz”, pero esto que nos ha tocado nos hace ser
filósofos y “pensatrices”. Y cada vez que leo lo de hacer mi propio pan en
casa, hacer yogur casero, leer “todos los libros pendientes” o, peor, aplaudir
no se sabe bien a quién y cantar mil y una veces lo de resistiré… etc. etc. me
pongo en una tesitura…vaya que prefiero evitarlo para no enfadarme más con el
mundo.
Así que, frente a ese mundo feliz (Utopía), nos
ha nacido la anti…. O sea, una Distopía de apaga y vámonos.
De manera que los gobernantes que nos han
tocado dibujan eso: una distopía clásica, con desastre ambiental, declive
social…. Vamos como lo de Orwell o lo de Huxley.
En fin, mala suerte: totalitarismo, populismo,
comunismo…. Lo dice la propia palabra: distopía opuesto a utopía, un tipo de
mundo indeseable.
Utopía,
en latín: Libellus vere aureus, nec minus salutaris quam festivus, de optimo
reipublicae statu, deque nova insula Vtopi (en español, "Librillo
verdaderamente dorado, no menos beneficioso que entretenido, sobre el mejor
estado de una república y sobre la nueva isla de Utopía"), escrito por
Tomás Moro en 1516.
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