miércoles, 19 de junio de 2013

El primer día

Y con todos los trámites y papeleo en marcha llega… El primer día

Sales dispuesta a pasear, a patear las calles, ver tiendas, museos (¿), utilizando ese tiempo que “nunca has tenido” pero que todos opinan que ahora te sobra.

Cuando han pasado cuarenta minutos, cansada, llegas hasta a sentarte en un banco, miras a tu alrededor, en este pequeño parque urbano observas a unos cuantos ancianos de aspecto descuidado, todos ellos hombres, sentaditos en los bancos distribuidos en torno a una tierra sucia, con papeles, botellas rotas, colillas de cigarros chupeteados una y mil veces.

De vez en vez se acercan las palomas gordas y sucias que, acostumbradas, no se inmutan ante la presencia humana, los hombres aquellos de igual forma, apenas se percatan de su presencia, curiosamente no intercambian frases entre ellos, los ojos de mirada turbia y ausentes de color, solo esperan que pase el tiempo para volver a casa, comer y echarse una siestecita y por la tarde… “pues ya veremos… lo que quiera la parienta…” Consciente de que puede que comiences a formar parte de esta triste legión te incorporas de golpe y reanudas tu periplo.

Continúas andando; ya se sabe que andar es buenísimo, todos lo dicen… “por lo menos dos horitas…” eso dos por la mañana y dos por la tarde  “así hago algo”…piensas…..”y molesto menos”…

Entras en las tiendas y desearías comprar algo; antes solo cuando era necesario te tirabas a la calle con el fin de realizar las compras precisas, pero “….Ay amigo! Ahora no te va a llegar, o comes y pagas los gastos de la casa o…. compritas,…. así es que tu verás….” 

¿Y jugar al golf? ¿Eh?….echas cuentas y… Vale lo dejamos, ya veremos…

1 comentario:

  1. me ha parecido tierno y triste, pero terriblemente cierto

    ResponderEliminar