martes, 17 de marzo de 2020

Estampa urbana: El parque cerrado


Un poco desesperada de estar encerrada en casa decido bajar a la calle a comprar el periódico al kiosko de la esquina.
Bajo por la escalera con el fin de hacer ejercicio y evitar, por si el virus, los botones del ascensor.
Peldaño a peldaño voy pensando en esto del encierro, me pasa frecuentemente que medito mejor si me muevo o mientras voy andando y como el piso en el que vivo es el último de la casa me da tiempo de sobra para meditar y darme cuenta de la soledad de la escalera…. nadie en la casa, bueno no sé si nadie, el caso es que apenas se oye algún sonido…..…
Atravieso la puerta de salida que da a un parque infantil urbano y me sorprende la absoluta soledad y las líneas rojas que marcan la prohibición de utilizarlos, así es que no hay niños, no hay padres, ni abuelos y ni tan siquiera el aire balancea los columpios tan deseados otros días, esos en los que el virus no nos rondaba, y mientras el sol insiste en lanzarnos su calor y su color un poco asombrado de nuestra falta de respuesta… seguramente,
Quizás mañana o en dos semanas, veremos.



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