Decididamente no pienso asistir a una
manifestación irrelevante el 8 de marzo, donde un revoltijo de señoritas y
señoritos (comunistas ellos) quieren “salvarme” de no sé muy bien qué.
Empiezo por negarme a admitir un día dedicado a
la “mujer”, como tampoco admitiría un día dedicado al “hombre” o al “niño rubito”.
Miren, guapitas y guapitos, pertenezco a una
generación de mujeres que conquistamos y renovamos cualquier “rollo” que quiera
Vd. contarme.
Estudiamos lo que quisimos (el que quería
estudiar tenía becas), trabajamos en lo que nos gustaba (no había paro), no nos
dejamos “conquistar” por ningún empresario para alcanzar nuestras metas,
supimos mirar “con desprecio” a los imbéciles que se atrevieron a decirnos eso
de ¡guapa, que por ti no llueve!
Estamos convencidas del valor inmenso de la
familia, compuesta por padre, madre, hijos… y por supuesto abuelos y abuelas;
tíos y tías; primos y primas… etc.
Respetamos las creencias religiosas. Empezando
por el Catolicismo que está en el origen de nuestra nación: España.
En fin, una manifestación irrelevante porque, a
estas alturas de la “película”, no necesito que ningún analfabeto/analfabeta me
hable de igualdad. Y sólo espero que este conjunto de personajes desaparezca de
la cosa pública más pronto que tarde.
Desgraciadamente no tan irrelevante. La manifestación ha sido uno de los focos de infección del coronavirus.
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